Por primera vez en la historia de Colombia, un expresidente se sienta en el banquillo de los acusados. Álvaro Uribe Vélez, quien gobernó el país entre 2002 y 2010, enfrenta un juicio penal por presunto fraude procesal y soborno a testigos. La audiencia, que inició este lunes 10 de febrero en los juzgados de Paloquemao, Bogotá, marca un hito judicial y político en el país.

Uribe llegó al recinto acompañado de su equipo de defensa, encabezado por el abogado Jaime Granados, quien desde el inicio de la diligencia rechazó los señalamientos de la Fiscalía. “Lo que se ha presentado aquí es una tergiversación de los hechos”, aseguró el jurista, argumentando que su cliente fue engañado por el abogado Diego Cadena, señalado de manipular testigos.
Uno de los puntos clave del proceso es una grabación hecha con un reloj espía por el testigo Juan Guillermo Monsalve. Según la defensa, esta prueba habría sido entregada de manera fragmentada y alterada. “Vamos a demostrar que esta grabación fue manipulada y que falta al menos ocho minutos de contenido”, afirmó Granados.

Uribe se defiende y señala motivaciones políticas
Tras la intervención de su abogado, Álvaro Uribe tomó la palabra y negó haber incurrido en sobornos. “No engañé a la justicia, no soborné ni ordené sobornar testigos”, declaró el exmandatario, quien insistió en que este proceso tiene un trasfondo político. “Desde el inicio, este caso ha sido utilizado con un objetivo distinto al de buscar justicia”, agregó, señalando al senador Iván Cepeda como uno de los impulsores de la investigación en su contra.
El juicio continuará en los próximos días, mientras el país sigue atento a un proceso que podría redefinir la política colombiana.