
Un acto de valentía y fidelidad conmocionó al barrio Pablo Acuña este martes, luego de que un perro criollo, identificado como Kay Emilio, muriera tras recibir varios disparos al interponerse en un ataque sicarial dirigido contra un vecino cercano a su familia.
Según testigos, el atentado ocurrió en plena vía pública cuando hombres armados abordaron a un ciudadano con claras intenciones de asesinarlo. En medio del caos, Kay Emilio no dudó en correr hacia el agresor para proteger al hombre, recibiendo un disparo en la cabeza y otro en el abdomen.
A pesar de sus graves heridas, el valiente perro logró desviar la atención de los sicarios y permitió que el vecino saliera ileso del ataque. Kay fue trasladado de inmediato a una clínica veterinaria, pero los médicos confirmaron que sus lesiones eran irreversibles. Su familia autorizó una eutanasia para evitarle más sufrimiento.
“El veterinario explicó que el proyectil en la cabeza lo haría padecer durante varios días, pero no había posibilidad de recuperación”, afirmó Hydamis Acero Devia, defensora de animales en el municipio.
Los sicarios huyeron del lugar sin dejar rastro. La Policía del Magdalena Medio llegó poco después, pero no encontró al animal ni a sus dueños, y los vecinos prefirieron guardar silencio por miedo a represalias.
Varios colectivos de protección animal rechazaron enérgicamente el hecho y pidieron a las autoridades que se investigue no solo como un intento de homicidio, sino también como un caso de crueldad contra los animales, amparado por las leyes vigentes en Colombia.
En el país existen normativas que reconocen a los animales como seres sintientes y castigan el maltrato:
- Ley 1774 de 2016: Declara que los animales son seres sintientes y penaliza actos de crueldad y violencia.
- Ley 1801 de 2016 (Código de Policía): Regula comportamientos que afectan el bienestar animal, prohibiendo prácticas como la venta en vía pública y las peleas.
- Ley 2054 de 2020: Refuerza medidas de protección, obliga a los municipios a crear centros de bienestar animal y endurece sanciones por maltrato.
El caso de Kay Emilio ha tocado el corazón de miles de personas en redes sociales. Su historia no solo pone en evidencia la creciente violencia urbana, sino también la necesidad urgente de fortalecer la justicia para los animales en Colombia.
“Kay murió siendo un héroe. No podemos permitir que su sacrificio quede impune”, concluyó Acero Devia.