
El papa Francisco fue dado de alta este domingo tras permanecer 37 días hospitalizado en el Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral. Su estado de salud ha mejorado de manera progresiva, lo que permitió su regreso a la residencia de Santa Marta en el Vaticano.
Sin embargo, los médicos han recomendado al sumo pontífice una convalecencia de al menos dos meses, durante los cuales deberá reducir su agenda y limitar sus actividades. “El hospital, aunque parezca extraño, es el peor lugar para una convalecencia, porque se pueden contraer más infecciones”, explicó el doctor Sergio Alfieri.
A pesar de su deseo de retomar su rutina habitual, Francisco tendrá que mantenerse bajo supervisión médica. Su equipo ha señalado que la recuperación será gradual y que sus compromisos públicos podrían verse afectados mientras avanza en su proceso de mejoría