Las calles de Buenos Aires y de varias ciudades argentinas se llenaron este sábado de miles de manifestantes que alzaron su voz contra los discursos del presidente Javier Milei sobre el feminismo y la comunidad LGBT+. Bajo el lema “Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTQI+”, la movilización fue una de las más multitudinarias contra el gobierno desde la protesta en abril por la financiación de la universidad pública.
Protestas en todo el país
Las marchas se replicaron en ciudades como Rosario, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata, con la movilización central en Buenos Aires. Desde la Plaza del Congreso hasta la Plaza de Mayo, miles de personas marcharon con banderas multicolores, pancartas con mensajes como “Clóset y calabozo nunca más”, y al ritmo de bombos y música electrónica.
La manifestación reunió a colectivos feministas y LGBTQ+, sindicatos, artistas y figuras políticas de la oposición. Entre los presentes destacaron María Becerra y Lali Espósito, quienes han sido críticas de la actual administración.
El detonante: el discurso de Milei en Davos
El motivo principal de la protesta fue la intervención del mandatario en el Foro Económico de Davos, el pasado 23 de enero. Allí, Milei criticó lo que llamó “feminismo radical”, rechazó el concepto de femicidio y cargó contra la “ideología de género”, afirmando que en sus versiones más extremas se trata de “abuso infantil”.
Las declaraciones generaron un fuerte rechazo en sectores políticos y sociales, incluyendo figuras de la derecha tradicional, que hasta ahora habían apoyado algunas de sus políticas.
“El presidente debería defender los derechos, no limitarlos”
“Son barbaridades las que dijo el presidente. No puede ser que alguien con ese cargo diga cosas así”, expresó Alicia González, una joven de 18 años que participó en la marcha junto a su familia.
Luci Cavallero, socióloga y activista feminista, señaló que el discurso de Milei “catalizó un malestar ya existente en muchos sectores”, lo que explica la masividad de la protesta.
Desde el Gobierno, la movilización fue calificada como una protesta “política” impulsada por la oposición y sindicatos. Sin embargo, para los manifestantes, se trató de una respuesta contundente en defensa de la diversidad y los derechos humanos.