En una madrugada de alta tensión, más de 3.000 funcionarios del INPEC realizaron operativos simultáneos en 138 pabellones y patios de las principales cárceles del país. El resultado fue impactante: armas, celulares, estupefacientes y hasta elementos de brujería fueron hallados en las celdas de los privados de la libertad.

El operativo, que incluyó la cárcel La Modelo de Bogotá y el Buen Pastor, evidenció la magnitud del contrabando en los penales. Según el director del INPEC, coronel Daniel Gutiérrez, se incautaron 796 celulares, 813 armas de fabricación artesanal, 2,9 kilos de drogas y 1.250 litros de alcohol. Además, se encontraron caletas ocultas en paredes, pisos y techos, mostrando cómo lo ilegal fluye dentro de las prisiones.
“Ruegos oscuros y santería”
Uno de los hallazgos más peculiares ocurrió en el Buen Pastor de Bogotá, donde se descubrieron espacios dedicados a la santería. Con imágenes y sustancias putrefactas, algunas internas buscaban protegerse de los operativos y cumplir deseos mediante prácticas de brujería.
Contrastes alarmantes
Los operativos también dejaron al descubierto las marcadas desigualdades al interior de las cárceles. Mientras algunos internos duermen en colchonetas deterioradas junto a baños insalubres, otros gozan de celdas “de lujo”, decoradas con murales religiosos, salas privadas y espacios cómodos, en un entorno que contrasta con las quejas de hacinamiento y abandono generalizado.
El coronel Gutiérrez señaló que los operativos continuarán como parte de un plan para recuperar el control en los penales y evitar que sigan funcionando como centros de comando del crimen organizado. Sin embargo, la realidad revelada por las requisas plantea preguntas sobre el sistema penitenciario, la corrupción y las condiciones de los reclusos en Colombia.